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"Nada podemos esperar sino de nosotros mismos"   SURda

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18-10-2010

 

 

 

 

Enseñanzas de Venezuela y Ecuador

SURda

Internacionales

 

Julio A. Louis

Cuando en el continente se analizaban las elecciones de Venezuela, el intento golpista en Ecuador confirma en que la lucha entre los bloques del gran capital y el alternativo-popular se dirime tanto por vías pacíficas como violentas.

Comencemos por Venezuela. La contienda entre el Partido Socialista Unido y el Movimiento de Unidad Democrática refleja la bipolaridad observable en gran parte de los países de América del Sur. En este caso se expresa en términos diáfanos, categóricos. Un elemento a considerar es la riqueza de los hidrocarburos, que convierte al país en una presa especialmente codiciada por las trasnacionales, particularmente de EE.UU. Y otro es que Hugo Chávez ha enfrentado a los imperialistas, nacionalizado PDVSA, limitado la presencia trasnacional, contribuido al resurgimiento de la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo) y orientado una activa política solidaria hacia los países de “nuestra América”, siendo paladín del nacimiento de la UNASUR (Unión de Naciones Sudamericanas) y del ALBA (Alianza Bolivariana para los pueblos de Nuestra América). Electo Presidente por una heterogénea fuerza política (Movimiento de la V República)- Chávez encarriló al país por una senda nacional y popular. Pero después del intento golpista (2002) tuvo el tino de proponer la formación de un partido de masas, el P.S.U.V., obligando a definirse por o contra la marcha hacia el socialismo a su heterogénea fuerza política anterior, ganando a la inmensa mayoría de la militancia y a la ciudadanía. El “dictador” Chávez, el “autoritario” en trece consultas anteriores ha ganado doce. ¿Cómo interpretar estos recientes resultados? Con elevada participación de dos tercios del padrón en un país en que el voto no es obligatorio, el PSUV obtuvo 5.422.000 votos y el MUD 5.320.000. Otros partidos suman 520.000 más. La victoria es clara aunque relativa, sin alcanzar las mayorías buscadas. Pero las elecciones son reveladoras de inobjetables procedimientos democráticos en este proceso singular de revolución armada sin violencia (con el aval de las Fuerzas Armadas y de voluntarias Milicias Bolivarianas), de transformación pacífica del Estado en beneficio de las grandes mayorías. Esta revolución armada y pacífica tendrá que luchar para afirmar la hegemonía ideológica en el conjunto de las clases populares, sabiendo que seguirá atacada furiosamente (paramilitares colombianos incluidos). Tiene sí un conductor y un Partido que saben adónde van y que no apelan a la “unidad nacional” con los enemigos de clase.

El golpe contra Correa, otro de los paladines de la integración latinoamericana y del tránsito al socialismo, era esperable después del éxito golpista hondureño. A la rebelión policial se suma el control de los aeropuertos por la rama aérea de las FF.AA., la toma de instalaciones en el Ministerio de Defensa, la demora del pronunciamiento del Comando Conjunto de las FF.AA; todo es demostrativo de una conspiración concertada. “¿Quién más estaba implicado en la intentona? Hasta fines de octubre los grupos banqueros, dueños y accionistas, deben vender sus acciones y propiedad en medios de comunicación. La aplicación de un mandato constitucional lo determina así. Eso afecta en especial los intereses del primer grupo financiero del país (Banco Pichincha), dueño de la cadena de televisión Teleamazonas y varias revistas; y de un poderoso grupo comercial y banquero (El Juri) dueño de la cadena Telerama.” (Soc. Francisco Hidalgo, Universidad Central de Quito, “Constitucionalidad, sí; cambios profundos, !urgente!”). Es llamativo el silencio cómplice de los medios masivos de comunicación y la presencia apoyando el golpe de un Movimiento Popular Democrático, de “extrema izquierda”.

El 23 de enero en “El contra-ejemplo chileno” escribimos: “Con la contrarrevolución en marcha, la nueva geopolítica regional dibuja desde Panamá al extremo sur chileno, recostada en el Océano Pacífico una América Latina satelizada, con la excepción de Ecuador, muy cercado. Y al este, otra América Latina que brega por su liberación, en una marcha sinuosa y contradictoria. El imperialismo, tigre de papel estratégico según Mao, tácticamente goza de colmillos afiliados. Limitarse a ‘arreglar las veredas', sin prevenirse ante este tsunami ascendente o, a la inversa, afirmar que ‘todos son iguales' (Mujica o Lacalle, etc. - y agregamos hoy, Dilma o Serra ) son manifestaciones de estupidez a combatir y erradicar. En ese combate nos va la vida.”

Por fin, otra vez, como había ocurrido con la agresión colombiana contra Ecuador, la UNASUR demostró su invalorable defensa de la soberanía nacional y de la legalidad democrática. Es comprensible que el Dr. Lacalle y los pro-imperialistas deseen su desaparición. Y es inaceptable que la bancada del Frente demore la plena incorporación de Uruguay a ella y ¡pretenda lograr consensos! ¡Qué conciliación, mamma mía! Algo así como consensuar con Satanás para defenderse de Lucifer.

 

 

 
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